PRODUCCIÓN AUDIOVISUAL
TACSA
1988-1996
La experiencia americana nunca se produjo y, en 1988, emprendí en solitario la aventura empresarial. Creé y dirigí mi propia productora: Teresa Aranda Comunicaciones, S.A. (TACSA). Ese mismo año también tomé una decisión que no contemplaba en mi vida: el matrimonio. No podía imaginar que mi matrimonio con Juan Luis Cebrián pudiera llevarse por delante mi carrera profesional. Siendo esta una circunstancia muy personal, aludo a ella, aquí y ahora, por la repercusión que, a partir de ese momento, supuso en mi trayectoria.
Con TACSA, y acompañada de jóvenes y magníficos colaboradores, me adentré en el vídeo industrial. Tratábamos de aportar una visión y un tratamiento distintos al que ofrecía el sector, muy desacreditado entre los profesionales por ser considerado un género de segunda categoría.
Poco a poco, los vídeos se convirtieron en producciones de mayor calado, y contamos con la colaboración de creativos y artistas como Javier Mariscal, quien se estrenó en la animación diseñando una cabecera para una de nuestras producciones. Destacados personajes del momento como Carmen Maura, Ricardo Franco, Pedro Almodóvar, Terenci Moix, el propio Javier Mariscal, y Antonio López, entre otros, también participaron en algunos de nuestros documentales.
Tras mi matrimonio, mi nombre empezó a ser tema de tertulia en programas de radio de audiencia nacional y en los periódicos de mayor tirada, con comentarios poco afortunados y con lamentables acusaciones. Se cuestionaba mi profesionalidad e incluso mi capacidad. Y pasé de ser “la periodista y reportera de TVE”, a “la mujer de Cebrián”, quien al parecer irrumpía en los despachos del empresariado español exigiendo producir sus vídeos corporativos.
Poco a poco, el Grupo Prisa, con El País y la Cadena SER como bandera, se iba perfilando como el principal grupo mediático del país. El lanzamiento del nuevo formato de televisión de pago Canal+ reforzó las aspiraciones del nuevo Grupo de Comunicación, y tanto Polanco como Cebrián comenzaron a ostentar un poder inimaginable. Si en uno de los bloques mediáticos (el supuesto “enemigo”) no era bien tratada, en Prisa (el supuesto “amigo”) no era bienvenida. En ambos frentes el motivo era el mismo, estar casada con Juan Luis Cebrián.
Entre tanto alboroto y enredo era muy difícil conseguir clientes, y los habituales comenzaron a someter las producciones, una vez aprobadas y entregadas, a minuciosos, injustificados y caprichosos exámenes. Nos exigían costosos cambios fuera de presupuesto que, evidentemente, tenía que asumir la productora. Salpicada por la batalla de todos, la inquina de muchos, y la estupidez de otros, en 1996 decidí cerrar TACSA. Esta decisión no solo supuso quedarme fuera de la profesión, sino de cualquier otra opción laboral, además de la consiguiente pérdida de independencia económica que me aseguré desde los 17 años.
A pesar de las dificultades siempre me quedo con lo mejor de las experiencias, y en esta ocasión estoy muy agradecida a cada uno de los colaboradores y proveedores que hicieron posible la trayectoria de TACSA.