PROYECTO SOCIAL
Fundación Atman
2005-2007
Después de la investigación y el diseño de varios proyectos que no llegaron a consolidarse, como por ejemplo la implantación del Museo del Niño en España, puse en marcha la Fundación Atman, una entidad privada sin ánimo de lucro con el objetivo de promover el diálogo entre las culturas a través de la educación intercultural. Creamos un método propio de educación en valores dirigido y adaptado a cada uno de los ciclos educativos. Sobre esa base, también surgieron unidades específicas enfocadas a jóvenes de diferentes áreas profesionales que iniciaban su etapa laboral.
En su desarrollo, la Fundación contó con la colaboración de destacados expertos en educación, historia, psicología y derechos humanos, entre otras disciplinas. En poco más de dos años logramos desarrollar y asentar las bases del programa previsto, pero en septiembre de 2007, tras la celebración del Segundo Encuentro Atman Internacional: Migraciones y Culturas – Diálogo para la integración, decidí poner fin al proyecto para evitar dejarlo en manos de quienes pudieran desvirtuar los principios que defendía.
A pesar de las valiosas investigaciones llevadas a cabo, plasmadas en significativos documentos expuestos en foros nacionales, y sobre todo internacionales, la Fundación Atman no solo tuvo en contra a todo el sector mediático antagonista al Grupo Prisa, sino al mismísimo ex presidente de gobierno José María Aznar quien se ocupó personalmente de boicotear el proyecto desde sus inicios.
Además de las habituales descalificaciones personales que de manera asidua vertían los medios sobre mí, también fui tachada de terrorista por invitar a Tariq Ramadan, catedrático suizo de estudios islámicos y asesor en materia de religión del entonces Primer Ministro del Reino Unido, Tony Blair, a sumarse a la lista de los 38 ponentes del Primer Encuentro Atman Internacional: Diálogo entre Culturas y Religiones en 2005.
La invitación a Tariq Ramadan fue el punto de inflexión de los denostados ataques de algunos cargos del Partido Popular, amenazando incluso con prohibir su entrada al país, y la prueba evidente de mi pertenencia a un grupo terrorista. Sin embargo, con este encuentro la Fundación Atman no solo realizó su presentación oficial, sino que adquirió una interesante proyección internacional.
Por si la situación no era de por sí complicada, a partir de entonces, el presidente de la Fundación y único patrocinador, el iraní Massoud Farshad Zandi, pretendió utilizarla como lobby para sus intereses personales. Convencida de la necesidad social y política de las propuestas y del programa de educación intercultural en valores de la Fundación Atman, emprendí la búsqueda de otras fuentes de financiación. No hubo puerta a la que no llamara, y no quedó institución, ni empresa ni organismo donde no presentara el proyecto. Pero la falta de cultura de mecenazgo en nuestro país, y el lastre que suponía estar casada con Juan Luis Cebrián, eliminaron cualquier posibilidad de conseguir apoyo.
Mientras que la Fundación seguía su curso, traté de mantenerla ajena a la batalla interna evitando cualquier interferencia extraña por parte del presidente, quien no parecía cejar en su objetivo sometiéndome a una presión cada vez más descarada y agresiva. Cuando en una de las reuniones del Patronato decidió utilizar, ya públicamente, sus acostumbradas descalificaciones y ataques personales como método de instigación, determiné poner fin a la Fundación Atman.
No voy a ocultar mi satisfacción personal y profesional por los logros conseguidos en el poco tiempo que estuvo en marcha. Me siento orgullosa y satisfecha del trabajo realizado y de la impronta que marcó en el debate intercultural del momento. Sin embargo, es muy lamentable, e ilícito, que incluso pasados los años, nueve para ser exactos, un respetable y prometedor proyecto socio político, en el que estaban comprometidos académicos, economistas, políticos e intelectuales de reconocido prestigio nacional e internacional, se viera involucrado, o cuanto menos salpicado, en asuntos muy lejanos de su objetivo y propósito.
Solo me resta decir que, a pesar de todos los sin sabores, las batallas, las humillaciones y las acusaciones que se han vertido sobre la Fundación Atman y también sobre mi, valió la pena el esfuerzo. Fue un gran aprendizaje y una satisfacción haber colaborado en promover el diálogo y la educación intercultural como instrumento de entendimiento mutuo, de convivencia pacífica y desarrollo de los pueblos.
Por respeto y admiración a todas las personas que la hicieron realidad, dejo un breve repaso de todo lo desarrollado. Mi más sincero agradecimiento a todos ellos.