1975-1977

Informativo Miramar

Este fue mi primer programa, un informativo diario que se emitía en catalán (con alguna que otra noticia en castellano) desde un local muy pequeño de la calle Urgell en Barcelona. Después se trasladó al antiguo Hotel Miramar, en Montjuïc.

Empecé calificando las noticias que llegaban de las agencias y distribuyéndolas por las mesas de redacción, pero poco después comencé a desarrollar mis primeros textos en castellano que leía en las conexiones con Madrid.

Sin embargo, la experiencia duró poco. La política de reconstrucción nacional y la ley de normalización lingüística, que algo más tarde promulgaría el presidente de la Generalitat Jordi Pujol, afectó a la programación de TVE en Barcelona, y casi toda comenzó a emitirse en catalán.

A pesar de hablar el idioma no lo escribía, al igual que la gran mayoría de mis compañeros catalanes, de modo que, antes de que rescindieran mi contrato, opté por la única redacción que no se vio afectada por la reconstrucción nacional: deportes.

1978-1981

Polideportivo

Deportes no era el área informativa a la que aspiraba, pero mi paso por Polideportivo supuso un gran aprendizaje, sobre todo a nivel personal.

Comencé llevando la sección de motor, a excepción de la Fórmula-1 que estaba reservada a los directores de los dos programas deportivos: Polideportivo y Sobre el Terreno. Tras un tiempo cubriendo competiciones de motocrós, trial, Fórmula-3 y rallys, pasé a ser la responsable del mundial de motos de 125cc y 250cc.

El fútbol era una exclusiva de mis compañeros, pero también tuve la oportunidad de cubrir encuentros internacionales de la Real Sociedad de Luis Miguel Arconada y del Barça de Johan Cruyff.

A pesar de la intención política progresista que despuntaba en esos años, términos como “igualdad de género” o “acoso sexual” no formaban parte de las agendas políticas inmediatas porque, en la práctica, no parecían ser asuntos relevantes a resolver. En televisión, como cualquier otro sector profesional, era un escenario propicio a conductas abusivas de ciertos jefes que no se podían denunciar. Si osabas marcar los límites de la estricta relación laboral, tu promoción era una incógnita. De modo que había que agudizar el ingenio para seguir en tu puesto sin pagar peaje.

Por otro lado, como la política de reconstrucción lingüística era cada vez más exacerbada con intenciones muy claras respecto al futuro de los profesionales no catalanes, como era mi caso, de nuevo me adelanté a los acontecimientos poniendo fin a mis días de reportera deportiva solicitando el traslado al Centro de Madrid.

1981-1985

Informe Semanal

Informe Semanal supuso un importante avance profesional. Me incorporé al programa en septiembre de 1981, poco tiempo después de que comenzara su segunda etapa con un nuevo director.

Creado por Pedro Erquicia en 1973, muy pronto se convirtió en el espacio de referencia del periodismo de investigación. Informe Semanal mantenía una frescura informativa nada habitual en el resto de programas informativos donde, por lo general, imperaba una absoluta solemnidad rozando la rigidez.

Uno de mis primeros documentales, puede que el primero, fue Barcelona, Ciudad Olímpica. Empezaba a barajarse la posibilidad de que España acogiera los Juegos Olímpicos a once años vista, en 1992.

Otro reportaje del que guardo especial recuerdo fue el titulado Jornada Electoral 28 de octubre. Estábamos en 1982 y, tras una transición política ordenada del franquismo a la democracia, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ganaba sus primeras elecciones. Fui testigo directo de los acontecimientos junto a una veterana compañera del programa, Cary Perals. Las dos cubrimos el desarrollo de la jornada electoral y, al margen del momento histórico que supuso, lo que no se me olvidará es la generosa acogida y el gran apoyo que durante todo el rodaje supuso para mí la entrañable Cary.

Más tarde llegaron reportajes de sociedad, cultura, política, y un largo etcétera. Puntualmente también colaboré en el magacín La Tarde y en distintas emisiones de Especial Informativo, programas puntuales de entrevistas y debates en directo.

Durante el régimen franquista y la transición democrática, la dirección de TVE era monolítica, inflexible y rígida. La llegada del PSOE supuso una gran decepción para muchísimos profesionales que esperaban que el cambio político afectara también a la política del canal y, sobre todo, a los servicios informativos. Sin embargo, los directores de los programas, bendecidos por el partido, generaron sus propias parcelas de poder con profesionales afines. Si no formabas parte de alguna de ellas o gozabas de la amistad de algún político no existías.

1985-1986

Nippon Hoso Kyokai (NHK)

En 1985, sin buscarla, apareció la oportunidad de alejarme por un tiempo de Televisión Española. Firmé un contrato de seis meses, que luego se convirtieron en doce, con la cadena estatal japonesa Nippon Hoso Kyokai (NHK) para realizar semanalmente programas de radio y televisión sobre el idioma y la cultura española. No se trataba de un trabajo especialmente complicado, pero Japón supondría una experiencia extraordinaria.

Sin intención de volver a Madrid, tras acabar el contrato comencé a preparar mi traslado a Nueva York, después de Tokyo sería sin duda un buen reto profesional. Sin embargo, regresé a Madrid a instancia del entonces director de producción de informativos, quien me pidió colaborar en un programa «muy especial».

Lejos de ser especial, se trataba de un informativo diario que no alcanzaba los mínimos de calidad, y me negué a formar parte del equipo. A los pocos meses, fue retirado de la programación.

La cúpula y los mandos de TVE eran renovados frecuentemente por cargos aún más afines al Partido Socialista y, a mi regreso, ninguno conocía mi existencia ni mi trayectoria profesional, y tampoco se molestaron en averiguarlo. Por otro lado, los responsables de mi vuelta, que habían sido defenestrados, se desentendieron de mi situación.

Si la purga catalana fue dura, la que llevó a cabo el PSOE en esos años no tenía nada que envidiarle. Pronto entendí que mi regreso a Madrid fue un gran error.

1986-1987

Telediario de fin de semana

Por iniciativa propia me refugié en la redacción del telediario de fin de semana. Era la única opción amable que tenía tras haberme ganado la enemistad del entonces director de informativos, un hombre con la pegatina del PSOE en la frente.

Tras rechazar el programa por el que me trajeron desde Japón, y negarme a pasar su prueba de imagen «…a fin de valorar tu capacidad ante las cámaras…», todo parecía indicar que mis días en TVE estaban contados. No tenía carnet del PSOE, credencial muy valiosa en aquel momento, y nunca me intereso tener «un padrino» que me avalara.

Sin embargo, el destino hizo que el susodicho directivo me viese todos los fines de semana presentar el telediario de fin de semana junto al periodista Felipe Mellizo, y sin pasar su prueba.

Pero como nada es gratuito, su represalia llegaba mensualmente a mi nómina. Redujo mi sueldo a la mínima expresión y me negó los dos pluses de imagen que disfrutaban los demás compañeros del resto de los telediarios. Como los sueldos fijos eran bajos, los pluses, asociados a las distintas funciones que pudieras desarrollar, completaban una paga más razonable.

Como nunca me gustó hacer programas en directo, confieso que esta experiencia fue una de las más desconcertantes de mi carrera. El único aliciente fue tener a Felipe Mellizo de jefe y compañero, y a una redacción con un gran espíritu de compañerismo y amistad.

Estuve presentando el informativo poco más de un año y, a pesar de no tener «la bendición» del director de informativos, seguían reclamándome en el Especial Informativo para realizar entrevistas y debates.

En el mes de julio de 1987 me llegó una sorprendente proposición: ser directora de comunicación de la campaña electoral de Fernando Castedo, supuesto candidato oficial a la Presidencia de la Comunidad de Madrid por el Centro Democrático y Social (CDS). Digo supuesto porque, al parecer, el partido ya tenía un «tapado» distinto a Castedo. Esta fue la primera vez que me relacioné con la política en estado puro. Cuatro meses más tarde, en el mes de diciembre, decidí abandonar TVE y retomar el plan de Estados Unidos.

A pesar de todas las batallas y luchas, solo puedo estar agradecida a los muchos y entrañables compañeros, y amigos, de los que aprendí y con los que compartí la profesión. Un sinfín de ellos que día a día, con un gran compromiso profesional, hacían posible la televisión pese a las formas y maneras de los mandos y políticos de turno. Todos ellos forman parte de una importante etapa de mi vida.